Originaria de New York, Nancy Nicolas se trasladó a Austin con su marido Emilio en 2006. Los dos son abogados y ella además es una líder Tinkergarten. Nancy y Emilio tienen dos hijos y un perro y se sienten muy afortunados por la familia, los amigos y los vecinos que tienen (entrevista original completa en Inglés).
Cómo llegué a valorar la naturaleza como una herramienta educativa y cómo es parte de mi estilo de crianza.
Una de las cosas que hablamos en la formación Tinkergarten es cómo para muchos de nosotros, nuestros recuerdos favoritos de la infancia se llevaron a cabo al aire libre. Crecí en un pequeño pueblo donde teníamos un montón de espacio verde y bosques, por lo que mi familia no tenía que hacer grandes esfuerzos para “salir a la calle”. Cuando no estábamos durmiendo o en la escuela estábamos jugando afuera. Mis hermanos y yo practicábamos diferentes deportes, íbamos a la piscina de la ciudad, visitábamos los parques, trabajábamos en el jardín y utilizábamos nuestro entorno para jugar a lo que se nos ocurriese cada día. Fue una infancia llena de libertad y crecimos con sensación de seguridad.
Cuando me convertí en madre, tuve claro que quería que mis hijos tuviesen las mismas experiencias sencillas pero maravillosas que tuve cuando era una niña. Soy una persona a la que le gusta organizar las cosas pero tenía muchas ganas de seguir el ejemplo de mis padres que siempre me han parecido relajados en su enfoque a la hora de educarnos. Cuando mis bebés lloraban o no podían dormir salía al porche con ellos o me los llevaba a dar un paseo por nuestro barrio y siempre se calmaban. Enseguida pude observar que escuchar el sonido de los pájaros o sentir la brisa les relajaba. Sentía que estaban descubriendo el mundo sin que yo interfiriese o sin dirigirles demasiado. Todo lo que tenía que hacer era proporcionarles las oportunidades y la naturaleza se haría cargo del resto.
Creo que lo mejor aprenden los niños en contacto con la naturaleza es que el cambio es natural e inevitable, y que todo tiene un lugar y tiempo. También valoran la individualidad de cada ser vivo y a la vez el sentido y la importancia del grupo que les ayuda a sobrevivir. Considero que esto les ayuda a crear los cimientos de su educación y les será muy útil cuando lleguen a la etapa de la adolescencia y tengan que enfrentarse a todas las dudas y los cambios propios de esta edad.
Cuando pienso en las experiencias que están viviendo mis hijos en contacto con la naturaleza, a través del juego diario y libre en nuestro jardín, practicando deporte, disfrutando de las excursiones que realizamos con Hike it Baby o participando en actividades como la de Tinkergarten, me doy cuenta de todo lo que están aprendiendo. Estar en contacto con la naturaleza me trae a la niña que llevo dentro. La naturaleza es la gran educadora.
Nancy
¡Muchas gracias por compartir tu historia Nancy!
